Soñando con Duabus Aquis (Dos Aguas) que encandila
Veo cabras montesas corretear entre los arbustos de la montañas, cabras que fueron protagonistas de cuentos y leyendas que contaba mi tatarabuela.
Veo cabras montesas corretear entre los arbustos de la montañas, cabras que fueron protagonistas de cuentos y leyendas que contaba mi tatarabuela.
También mis ojos cerrados me transmiten centelleos de luces en las calles estrechas y empinadas de un pueblo que se encuentra entre dos vertientes y que atesora en su término una riqueza milenaria con cuevas y abrigos donde todavía se pueden contemplar pinturas rupestres milenarias que le han valido ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (1998).
No sé si es sueño o realidad pero nos vemos caminando por las calles de “Duabus Aquis”, “Duesaigües “ o “Dos Aygües”, con las luces que nos dan nuestros candiles que nos sirven para llegar a una abacería que encontramos tras atravesar subiendo y bajando callejuelas como las de Caperucho, Majo, Olmo, Honda o la diminuta y angosta rúa Estrecho, la más corta de la villa, muchas de las cuales ya perdieron ese color blanquecino de antaño que les daba la cal y que ahora tienen colores vivarachos modernos.
También nos topamos con varias personas mayores y algún “muñaco” que les acompañan, cargadas con cantaros y botijos que vienen de llenarlos con agua fresca que les da el manantial de San José.
Subimos la calle Alta camino del mal llamado Castillo de los moros, que ahora se conoce ya por el Castillo de Dos Aguas. Una fortaleza que se desconoce su origen ya que podría haberse erigido sobre unas ruinas construidas por pastores ibéricos, romanos o visigodos, al igual que las calles del casco antiguo de la villa de Dos Aguas que los musulmanes ocuparon durante siglos formando una aljama. Hasta quedar todo completamente abandonado tras la expulsión de los moriscos (1609) Y ser luego poco a poco repoblado, al parecer primero por 7 familias de Benetuser (1646) y más tardes por habitantes procedentes de Aragón, Castilla e incluso de Cataluña.
Ya en lo alto de la población brilla la Torre de Vilaragut por el resplandor que le da la luna. Me froto los ojos y me doy cuenta que las calles tienen farolas y que aunque hay varias fuentes entre las rúas del casco antiguo , las casas poseen ya agua potable desde hace sobre medio siglo.
Es Dos Aguas ese pueblo valenciano de la Hoya de Buñol que ENCANDILA en nuestros pensamientos mientras seguimos y seguiremos investigando hasta el final de nuestros días pues no hay mejor herencia que dejar escrita unas historias de un pueblo que siempre tuvo (desde que empezamos a patearlo en nuestra niñez) un halo de misterio, que a pesar del tiempo transcurrido, no han sido posible que salieran a la luz, al faltar muchos documentos y el descubrimiento de otros muchos restos arqueológicos que expliquen las lagunas que existen al narrar su historia.
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Agencia NUEVAS DIMENSIONES para la
Revista NOVA DIMENSIÒ.València-Espamya.