La noche fue larga, duró cuatro mil años;
y me marché a los cuatro bares,
y bebí las cuatro pócimas;
y escuche todos los ruidos
y deambule por todas las calles.
Y a la mañana siguiente
volví al mismo pueblo. Pero no lo recordaba.
Sólo escuche una voz
que emergía de una casa blanca
“sabés?,
amo el pueblo y me encandilan sus rúas”.
Entonces comprendí
Lo que conmueve es poesía.
Lo demás…tropos, pameos y poemas.
Cuando yo era un tierno brote abierto a la esperanza
pregunté a mi maestro.
Y mi maestro me dijo:
“para ser un buen poeta
hay que ser artesano del verso y de la palabra
esculpir con el cincel de las letras
la superficie blanca”
Entonces yo le conté cómo escribí mi primer verso.
No fue con las palabras, no;
Que fue silbando,
tumbado bajo los pinos,
respirando el azul del cielo,
buceando en las entrañas
de las rúas de un pueblo encandilador.