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viernes, 19 de junio de 2020

2H. El mirador de Dos Aguas

He soñado esta noche que podía salir a pasear y que, subido en el coche, llegaba a un pueblo de la montaña; no sabía muy bien cómo ni porqué, pero había parado en aquel lugar, después de viajar una hora en coche intentando alejarme de una ciudad que me estaba asfixiando al no poder salir de las cuatro paredes en las que estaba confinado.

Pensativo, reparé que me había detenido allí atraído por el Torreón que coronaba la colina en la que se encaramaba, sobresaliendo, de manera imponente, sobre sus casas.

Dejé el coche aparcado junto a una la acera, en la misma entrada del pueblo, y me dedique a pasear para intentar averiguar dónde me había llevado mi viaje sin rumbo.
Me hallaba en DOS AGUAS, ese lugar que siempre llamaba mi atención cuando visitaba el majestuoso palacio de mi ciudad, aquella ciudad donde había comenzado el viaje después de haberme deslizado entre las suaves sábanas de mi cama para intentar olvidar esa extraña situación en que la pandemia a todos nos tenía sumidos....

Cómo lo que había llamado mi atención para buscar descanso en este lugar, es el haber divisado desde lejos su torre, mi primera intención fue comenzar la subida al pequeño "turo" sobre el que se escalonaban las calles y que, por lo que se podía intuir, permiten alcanzar esta fortaleza.

Pero, mirando hacia el pueblo, algo extraño llamó mi atención; no parecía tener mucha relación la amplia avenida que se presentaba ante mí, con el pequeño hacinamiento de casas que divisaba algo más alejado.


Y, efectivamente, esta avenida donde me encontraba había sido, durante muchísimos años, un paseo de acceso desde el pueblo hasta el camino, hoy carretera de Valencia, y denominada Avenida de Lepanto, que enlazaba con las ciudades más próximas, y al cual delimitaban huertas que fueron desapareciendo al igual que los hijos que confirmaban su pavimento.
Parece ser que en los años cincuenta del siglo pasado, se inició la primera ampliación importante del pueblo desde las últimas casas, en la falda de la colina. Fue iniciada en la calle Valencia, después continuó a la plaza del Caudillo, hoy plaza de la Constitución, prolongándose luego a la avenida de José Antinio, hoy avenida del Marqués de Dos Aguas, que es desde donde vamos a iniciar nuestra andadura por el pueblo.
En esta avenida es donde se asentaron la mayor parte de los comercios, y aquí se encuentra el Ayuntamiento, el acceso al colegio, el ambulatorio, y algunas casas sociales. La plaza en la que termina la avenida, y donde se ubicó una fonda, es donde se instala el mercadillo semanal y la Feria Turustica y Artesanal, da acceso a un amplio mirador que ofrece unas bellas vistas del pueblo y del entorno.


Relatos de un sueño . Por Juan Antonio Maceda Alonso
2H. El mirador de Dos Aguas